El mejor alcalde, el Rey (01) obra de Lope de Vega.

El mejor Alcalde, el Rey.
Autor: Félix Lope de Vega y Carpio

Personajes
SANCHO
DON TELLO
CELIO
JULIO
NUÑO
ELVIRA
FELICIANA
JUANA
LEONOR
EL REY DE LEÓN
EL CONDE DON PEDRO
[DON] ENRIQUE
BRITO
FILENO
PELAYO
Criados
Acto I
[Escena I]
Sale SANCHO.
SANCHO
  Nobles campos de Galicia,
que, a sombras destas montañas
que el Sil entre verdes cañas
[besar] la falda codicia,
5
dais sustento a la milicia
de flores de mil colores;
aves que cantáis amores,

fieras que andáis sin gobierno,
¿habéis visto amor más tierno
10
en aves, fieras y flores?
  Mas como no podéis ver
otra cosa, en cuanto mira
el sol, más bella que Elvira,
ni otra cosa puede haber;
15
porque, habiendo de nacer
de su hermosura, en rigor,
mi amor, que de su favor
tan alta gloria procura,
no habiendo más hermosura,
20
no puede haber más amor.
  ¡Ojalá, dulce señora,
que tu hermosura pudiera
crecer, porque en mí creciera
el amor que tengo agora!
25
Pero, hermosa labradora,
si en ti no puede crecer
la hermosura, ni el querer
en mí, cuanto eres hermosa
te quiero, porque no hay cosa
30
que más pueda encarecer.
  Ayer las blancas arenas
deste arroyuelo volviste
perlas, cuando en él pusiste
tus pies, tus dos azucenas;
35
y porque verlos apenas
pude, porque nunca para,
le dije al sol de tu cara,
con que tanta luz le das,
que mirase el agua más,
40
porque se viese más clara.
  Lavaste, Elvira, unos paños,
que nunca blancos volvías;
que las manos que ponías
causaban estos engaños.
45
Yo, detrás destos castaños,
te miraba con temor,
y vi que amor, por favor,
te daba a lavar su venda:
el cielo el mundo defienda,
50
que anda sin venda el amor.
  ¡Ay Dios!, ¿cuándo será el día
-que me tengo de morir-
que te pueda yo decir?:
«¡Elvira, toda eres mía!»
55
¡Qué regalos te daría!
Porque yo no soy tan necio
que no te tuviese en precio,
siempre con más afición;
que en tan rica posesión
60
no puede caber desprecio.

[Escena II]
Sale ELVIRA.
ELVIRA
  Por aquí Sancho bajaba,
o me ha burlado el deseo.
A la fe que allí le veo;
que el alma me le mostraba.
65
El arroyuelo miraba
adonde ayer me miró;
¿si piensa que allí quedó
alguna sombra de mí?;
que me enojé cuando vi
70
que entre las aguas me vio.
  ¿Qué buscas por los cristales
destos libres arroyuelos,
Sancho, que guarden los cielos,
cada vez que al campo sales?
75
¿Has hallado unos corales
que en esta margen perdí?
SANCHO
Hallarme quisiera a mí,
que me perdí desde ayer;
pero ya me vengo a ver,
80
pues me vengo a hallar en ti.
ELVIRA
  Pienso que [a] ayudarme vienes
a ver si los puedo hallar.
SANCHO
¡Bueno es venir a buscar
lo que en las mejillas tienes!
85
¿Son achaques o desdenes?
¡Albricias, ya los hallé!
ELVIRA
¿Dónde?
SANCHO
En tu boca, a la he,
y con estremos de plata.
ELVIRA
Desvíate.
SANCHO
¡Siempre ingrata
90
a la lealtad de mi fe!
ELVIRA
  Sancho, estás muy atrevido.
Dime tú: ¿qué más hicieras
si por ventura estuvieras
en vísperas de marido?
SANCHO
95
Eso, ¿cúya culpa ha sido?
ELVIRA
Tuya, a la fe.
SANCHO
¿Mía? No,
ya te lo dije, y te habló
el alma, y no respondiste.
ELVIRA
¿Qué más respuesta quisiste,
100
que no responderte yo?
SANCHO
  Los dos culpados estamos.
ELVIRA
Sancho, pues tan cuerdo eres,
advierte que las mujeres
hablamos cuando callamos,
105
concedemos si negamos;
por esto, y por lo que ves,
nunca crédito nos des,
ni crueles ni amorosas,
porque todas nuestras cosas
110
se han de entender al revés.
SANCHO
  Según eso, das licencia
que a Nuño te pida aquí.
¿Callas? Luego dices sí.
Basta; ya entiendo la ciencia.
ELVIRA
115
Sí; pero ten advertencia
que no digas que yo quiero.
SANCHO
Él viene.
ELVIRA
El suceso espero
detrás de aquel olmo.
SANCHO
¡Ay, Dios,
si nos juntase a los dos,
120
porque si no, yo me muero!
[Escena III]
Escóndese ELVIRA y salen NUÑO y PELAYO.
NUÑO
  Tú sirves de tal manera,
que será mejor buscar,
Pelayo, quien sepa andar
más despierto en la ribera.
125
  ¿Tienes algún descontento
en mi casa?
PELAYO
Dios lo sabe.
NUÑO
Pues hoy tu servicio acabe;
que el servir no es casamiento.
PELAYO
  Antes lo debe de ser.
NUÑO
130
Los puercos traes perdidos.
PELAYO
Donde lo están los sentidos,
¿qué otra cosa puede haber?
  Escúchame: yo quijera
emparentarme...
NUÑO
Prosigue
135
de suerte que no me obligue
tu ignorancia...
PELAYO
Un poco espera;
  que no es fácil de decir.
NUÑO
De esa manera, de hacer
será difícil.
PELAYO
Ayer
140
me dijo Elvira al salir:
  «A fe, Pelayo, que están
gordos los puercos.»
NUÑO
Pues bien;
¿qué le respondiste?
PELAYO
Amén,
como dice el sacristán.
NUÑO
145
  Pues, ¿qué se saca de ahí?
PELAYO
¿No lo entiendes?
NUÑO
¿Cómo puedo?
PELAYO
Estó por perder el miedo.
SANCHO
[Aparte.]
(¡Oh, si se fuese [de] aquí!)
PELAYO
  ¿No ves que es resquiebro y muestra
150
querer casarse conmigo?
NUÑO
¡Vive Dios!
PELAYO
No te lo digo,
ya que fue ventura nuestra,
  para que tomes cóllera.
NUÑO
Sancho, ¿tú estabas aquí?
SANCHO
155
Y quisiera hablarte.
NUÑO
Di.
Pelayo, un instante espera.
SANCHO
  Nuño, mis padres fueron como sabes,
y supuesto que pobres labradores,
de honrado estilo y de costumbres graves.
PELAYO
160
  Sancho, vos que sabéis de amores,
decir una mujer hermosa y rica
a un hombre, que es galán como unas frores:
  «Gordos están los puercos», ¿no inifica
que se quiere casar con aquel hombre?
SANCHO
165
¡Bien el requiebro al casamiento aplica!
NUÑO
  ¡Bestia, vete de aquí!
SANCHO
Pues ya su nombre
supiste y su nobleza, no presumo
que tan honesto amor la tuya asombre:
  por Elvira me abraso y me consumo.
PELAYO
170
Hay hombre que el ganado trai tan fraco,
que parece tasajo puesto al humo.
  Yo cuando al campo los cochinos saco...
NUÑO
¿Aquí te estás, villano? ¡Vive el cielo!...
PELAYO
¿Habro de Elvira yo, son del varraco?
SANCHO
175
  Sabido, pues, señor, mi justo celo...
PELAYO
Sabido, pues, señor, que me resquiebra...
NUÑO
¿Tiene mayor salvaje el indio suelo?
SANCHO
  El matrimonio de los dos celebra.
PELAYO
Cochino traigo yo por esa orilla...
NUÑO
180
Ya la cabeza el bárbaro me quiebra.
PELAYO
  Que puede ser maeso de capilla,
si bien tiene la voz desentonada,
y más cuando entra y sale de la villa.
NUÑO
  ¿Quiérelo Elvira?
SANCHO
De mi amor pagada,
185
me dio licencia para hablarte ahora.
NUÑO
Ella será dichosamente honrada,
  pues sabe las virtudes que atesora,
Sancho, tu gran valor, y que pudiera
llegar a merecer cualquier señora.
PELAYO
190
  Con cuatro o seis cochinos que toviera,
que éstos parieran otros, en seis años
pudiera yo labrar una cochera.
NUÑO
  Tú sirves a don Tello en sus rebaños,
[Es] señor desta tierra, y poderoso
195
en Galicia y en reinos más estraños.
  Decirle tu intención será forzoso,
así porque eres, Sancho, su crïado,
como por ser tan rico y dadivoso.
  Daráte alguna parte del ganado;
200
porque es tan poco el dote de mi Elvira,
que has menester estar enamorado.
  Esa casilla mal labrada mira
en medio de esos campos, cuyos techos
el humo tiñe porque no respira.
205
  Están lejos de aquí cuatro barbechos,
[... -ada]
[...-echos]
  diez o doce castaños... Todo es nada,
si el señor desta tierra no te ayuda
210
con un vestido o con alguna espada.
SANCHO
  Pésame que mi amor pongas en duda.
PELAYO
¡Voto al sol, que se casa con Elvira!
Aquí la dejo yo; mi amor se muda.
SANCHO
  ¿Qué mayor interés que al que suspira
215
por su belleza darle su belleza,
milagro celestial que al mundo admira?
  No es tanta de mi ingenio la rudeza,
que más que la virtud me mueva el dote.
NUÑO
Hablar con tus señores no es bajeza,
220
  ni el pedirles que te honren te alborote;
que él y su hermana pueden fácilmente;
sin que esto, Sancho, a más que amor se note.
SANCHO
  Yo voy de mala gana; finalmente
iré, pues tú lo mandas.
NUÑO
[Dios con esto],
225
Sancho, tu vida y sucesión aumente.
  Ven, Pelayo, conmigo.
PELAYO
Pues, ¿tan presto
le diste a Elvira estando yo delante?
NUÑO
¿No es Sancho mozo noble y bien [dispuesto]?
PELAYO
  No le tiene el aldea semejante,
230
si va a decir verdad; pero, en efeto,
fuera en tu casa yo más importante
porque te diera cada mes un nieto.
(Vanse NUÑO y PELAYO.)
[Escena IV]
SANCHO
  Sal, hermosa prenda mía;
sal, Elvira de mis ojos.
(Sale ELVIRA.)
ELVIRA
235
¡Ay, Dios! ¡Con cuántos enojos
teme amor y desconfía!;
  que la esperanza prendada,
presa de un cabello está.
SANCHO
Tu padre dice que ya
240
tiene la palabra dada
  a un criado de don Tello.
¡Mira qué estrañas mudanzas!
ELVIRA
No en balde mis esperanzas
colgaba amor de un cabello.
245
  ¿Qué mi padre me ha casado,
Sancho, con hombre escudero?
Hoy pierdo la vida, hoy muero.
Vivid, mi dulce cuidado;
  que yo me daré la muerte.
SANCHO
250
Paso; que me burlo, Elvira.
El alma en los ojos mira,
dellos la verdad advierte;
  que, sin admitir espacio,
dijo mil veces que sí.
ELVIRA
255
Sancho, no lloro por ti,
sino por ir a palacio;
  que el criarme en la llaneza
desta humilde casería,
era cosa que podía
260
causarme mayor tristeza.
  Y que es causa justa advierte.
SANCHO
¡Qué necio amor me ha engañado!
Vivid, mi necio cuidado;
que yo me daré la muerte.
265
  Engaños fueron de Elvira,
en cuya nieve me abraso.
ELVIRA
Sancho, que me burlo; paso.
El alma en los ojos mira;
  que amor y sus esperanzas
270
me han dado aquesta lición:
su propia definición
es que amor todo es venganzas.
SANCHO
  Luego, ¿ya soy tu marido?
ELVIRA
¿No dices que está tratado?
SANCHO
275
Tu padre, Elvira, me ha dado
consejo, aunque no le pido,
  que a don Tello, mi señor,
y señor de aquesta tierra,
poderoso en paz y en guerra,
280
quiere que pida favor;
  y aunque yo contigo, Elvira,
tengo toda la riqueza
del mundo que en tu belleza
el sol las dos Indias mira,
285
  dice Nuño que es razón,
por ser mi dueño. En efeto,
es viejo y hombre discreto;
y que merece opinión
  por ser tu padre también.
290
Mis ojos, a hablarle voy.
ELVIRA
Y yo esperándote estoy.
SANCHO
¡Plega al cielo que me den
  él y su hermana mil cosas!
ELVIRA
Basta darle cuenta desto.
SANCHO
295
La vida y el alma he puesto
en esas manos hermosas.
  Dame siquiera la una.
ELVIRA
Tuya ha de ser; vesla aquí.
SANCHO
¿Qué puede hacer contra mí,
300
si la tengo, la fortuna?
  Tú verás mi sentimiento
después de tanto favor;
que me ha enseñado el amor
a tener entendimiento.

Vanse y sale[n] DON TELLO, de caza, y CELIO y JULIO, criados.
[Escena V]
DON TELLO
305
  Tomad el venablo allá.
CELIO
¡Qué bien te has entretenido!
JULIO
Famosa la caza ha sido.
DON TELLO
Tan alegre el campo está
  que sólo ver sus colores
310
es fiesta.
CELIO
¡Con qué desvelos
procuran los arroyuelos
besar los pies a las flores!
DON TELLO
  Da de comer a esos perros,
Celio, así te ayude Dios.
CELIO
315
Bien escalaron los dos
las puntas de aquellos cerros.
JULIO
  Son famosos.
CELIO
Florisel
es deste campo la flor.
DON TELLO
No lo hace mal [Canamor].
JULIO
320
Es un famoso lebrel.
CELIO
  Ya mi señora y tu hermana
te han sentido.
Sale FELICIANA.
[Escena VI]
DON TELLO
¡Qué cuidados
de amor, y qué bien pagados
de [mí son, oh] Feliciana,
325
  tantos desvelos por vos!
FELICIANA
Yo lo estoy de tal manera,
mi señor, cuando estáis fuera,
por vos, como sabe Dios.
  No hay cosa que no me enoje;
330
el sueño, el descanso dejo;
no hay liebre, no hay vil conejo
que fiera no se me antoje.
DON TELLO
  En los montes de Galicia,
hermana, no suele haber
335
fieras, puesto que el tener
poca edad fieras codicia.
  Salir suele un jabalí
de entre esos montes espesos,
cuyos dichosos sucesos
340
tal vez celebrar les vi.
  Fieras son que junto al anca
del caballo más valiente,
al sabueso con el diente
suelen abrir la carlanca.
345
  Y tan mal la furia aplacan
que, para decirlo en suma,
truecan la caliente espuma
en la sangre que le sacan.
  También [hay] oso que en pie
350
acomete al cazador
con tan estraño furor,
que muchas veces se ve
  dar con el hombre en el suelo.
Pero la caza ordinaria
355
es humilde cuánto varia,
para no tentar al cielo.
  Es digna de caballeros
y príncipes, porque encierra
los preceptos de la guerra,
360
y ejercita los aceros,
  y la persona habilita.
FELICIANA
Como yo os viera casado,
no me diera ese cuidado
que tanto sueños me quita.
DON TELLO
365
  El ser aquí poderoso
no me da tan cerca igual.
FELICIANA
No os estaba aquí tan mal
de algún señor generoso
  la hija.
DON TELLO
Pienso que quieres
370
reprender no haber pensado
en casarte; que es cuidado
que nace con las mujeres.
FELICIANA
  ¡Engáñaste, por tu vida!;
que sólo tu bien deseo.
Salen SANCHO y PELAYO.


[Escena VII]
PELAYO
375
Entra; que solos los veo;
no hay persona que lo impida.
SANCHO
  Bien dices; de casa son
los que con ellos están.
PELAYO
Tú verás lo que te dan.
SANCHO
380
Yo cumplo mi obligación.
  Noble, ilustrísimo Tello,
y tú, hermosa Feliciana,
señores de aquesta tierra,
que os ama por tantas causas,
385
dad vuestros pies generosos
a Sancho, Sancho el que guarda
vuestros ganados y huerta,
oficio humilde en tal casa.
Pero en Galicia, señores,
390
es la gente tan hidalga,
que sólo en servir al rico
el que es pobre no le iguala.
Pobre soy, y en este oficio
que os he dicho, cosa es clara
395
que no me conoceréis,
porque los crïados pasan
de ciento y treinta personas,
que vuestra ración aguardan
y vuestro salario esperan;
400
pero tal vez en la caza
presumo que me habréis visto.
DON TELLO
Sí he visto, y siempre me agrada
vuestra persona, y os quiero
bien.
SANCHO
Aquí por merced tanta
405
os beso los pies mil veces.
DON TELLO
¿Qué [queréis]?
SANCHO
Gran señor, pasan
los años con tanta furia,
que parece que con cartas
van por la posta a la muerte,
410
y que una breve posada
tiene la vida a la noche,
y la muerte a la mañana.
Vivo solo. Fue mi padre
hombre de bien, que pasaba
415
sin servir. Acaba en mí
la sucesión de mi casa.
He tratado de casarme
con una doncella honrada,
hija de Nuño de Aibar,
420
hombre que sus campos labra,
pero que aun tiene paveses
en las ya borradas armas
de su portal, y con ellas,
de aquel tiempo algunas lanzas.
425
Esto y la virtud de Elvira
-que así la novia se llama-,
me han obligado. Ella quiere,
su padre también se agrada,
mas no sin licencia vuestra;
430
que me dijo esta mañana
que el señor ha de saber
cuánto se hace y cuánto pasa
desde el vasallo más vil
a la persona más alta
435
que de su salario vive;
y que los reyes se engañan
si no reparan en esto,
que pocas veces reparan
Yo, señor, tomé el consejo,
440
y vengo, como él lo manda,
a deciros que me caso.
DON TELLO
Nuño es discreto, y no basta
razón a tan buen consejo.
Celio...
CELIO
Señor...
DON TELLO
Veinte vacas
445
y cien ovejas darás
a Sancho, a quien yo y mi hermana
habemos de honrar la boda.
SANCHO
¡Tanta merced!
PELAYO
¡Merced tanta!
SANCHO
¡Tan grande bien!
PELAYO
¡Bien tan grande!
SANCHO
450
¡Rara virtud!
PELAYO
¡Virtud rara!
SANCHO
¡Alto valor!
PELAYO
¡Valor alto!
SANCHO
¡Santa piedad!
PELAYO
¡Piedad santa!
DON TELLO
¿Quién es este labrador
que os responde y acompaña?
PELAYO
455
Soy el que dice al revés
todas las cosas que habra.
SANCHO
Señor, de Nuño es crïado.
PELAYO
Señor, en una palabra,
el pródigo soy de Nuño.
DON TELLO
460
¿Quién?
PELAYO
El que sus puercos guarda.
Vengo también a pediros
mercedes.
DON TELLO
¿Con quién te casas?
PELAYO
Señor, no me caso ahora,
mas, por si el diabro me engaña,
465
os vengo a pedir carneros,
para si después me faltan;
que un astrólogo me dijo
una vez en Masalanca
que tenía peligro en toros,
470
y en agua tanta desgracia;
que desde entonces no quiero
casarme ni beber agua,
por escusar el peligro.
FELICIANA
Buen labrador.
DON TELLO
Humor gasta.
FELICIANA
475
Id, Sancho, en buen hora. Y tú
haz que a su cortijo vayan
las vacas y las ovejas.
SANCHO
Mi corta lengua no alaba
tu grandeza.
DON TELLO
¿Cuándo quieres
480
desposarte?
SANCHO
Amor me manda
que sea esta misma noche.
DON TELLO
Pues ya los rayos desmaya
el sol, y entre nubes de oro
veloz al poniente baja,
485
vete a prevenir la boda;
que allá iremos yo y mi hermana.
¡Hola! Pongan la carroza.
SANCHO
Obligada llevo el alma
y la lengua, gran señor,
490
para tu eterna alabanza.
(Vase.)
[Escena VIII]
FELICIANA
En fin, vos ¿no os casaréis?
PELAYO
Yo, señora, me casaba
con la novia deste mozo,
que es una lumpia zagala,
495
si la hay en toda Galicia;
supo que puercos guardaba,
y desechóme por puerco.
FELICIANA
Id con Dios, que no se engaña.
PELAYO
Todos guardamos, señora,
500
lo que...
FELICIANA
¿Qué?
PELAYO
Lo que nos mandan
nuestros padres que guardemos.
Vase.
[Escena IX]
FELICIANA
El mentecato me agrada.
CELIO
Ya que es ido el labrador,
que no es necio en lo que habla,
505
prometo a vueseñoría,
que es la moza más gallarda
que hay en toda Galicia;
y que por su talle y cara,
discreción y honestidad
510
y otras infinitas gracias,
pudiera honrar el hidalgo
más noble de toda España.
FELICIANA
¿Qué es tan hermosa?
CELIO
Es un ángel.
DON TELLO
Bien se ve, Celio, que hablas
515
con pasión.
CELIO
Alguna tuve;
mas cierto que no me engaña.
DON TELLO
Hay algunas labradoras
que, sin afeites ni galas,
suelen llevarse los ojos,
520
y a vuelta dellos el alma;
pero son tan desdeñosas
que sus melindres me cansan.
FELICIANA
Antes las que se defienden
suelen ser más estimadas.
Vanse y sale[n] NUÑO y SANCHO.
[Escena X]
NUÑO
525
  ¿Eso don Tello responde?
SANCHO
Esto responde, señor.
NUÑO
Por cierto que a su valor
dignamente corresponde.
SANCHO
  Mandóme dar el ganado
530
que os digo.
NUÑO
Mil años viva.
SANCHO
Y aunque es dádiva excesiva,
más estimo haberme honrado
  con venir a ser padrino.
NUÑO
Y ¿vendrá también su hermana?
SANCHO
535
También.
NUÑO
Condición tan llana,
del cielo a los hombres vino.
SANCHO
  Son señores generosos.
NUÑO
¡Oh, si aquesta casa fuera,
pues los huéspedes espera
540
más ricos y poderosos
  deste reino, un gran palacio!
SANCHO
Ésa no es dificultad;
cabrán en la voluntad,
que tiene infinito espacio.
545
  Ellos vienen en efeto.
NUÑO
¡Qué buen consejo te di!
SANCHO
Cierto que en don Tello vi
un señor todo perfeto.
  porque, en quitándole el dar,
550
con que a Dios es parecido,
no es señor; que haberlo sido
se muestra en dar y en honrar.
  Y pues Dios su gran valor
quiere que dando se entienda,
555
sin dar ni honrar no pretenda
ningún señor ser señor.
NUÑO
  ¡Cien ovejas! ¡Veinte vacas!
Será una hacienda gentil
si por los prados del Sil
560
la primavera los sacas.
  Páguele Dios a don Tello
tanto bien, tanto favor.
SANCHO
¿Dónde está Elvira, señor?
NUÑO
Ocuparála el cabello
565
  o algún tocado de boda.
SANCHO
Como ella traiga su cara,
rizos y gala escusara;
que es de rayos del sol toda.
NUÑO
  No tienes amor villano.
SANCHO
570
Con ella tendré, señor,
firmezas de labrador
y amores de cortesano.
NUÑO
  No puede amar altamente
quien no tiene entendimiento,
575
porque está su sentimiento
en que sienta lo que siente.
  Huélgome de verte así.
Llama esos mozos; que quiero
que entienda este caballero
580
que soy algo o que lo fui.
SANCHO
  Pienso que mis dos señores
vienen, y vendrán con ellos.
Deje Elvira los cabellos,
y reciba sus favores.
Salen DON TELLO y criados; JUANA, LEONOR y villanos.
[Escena XI]
DON TELLO
585
  ¿Dónde fue mi hermana?
JUANA
Entró
por la novia.
SANCHO
¡Señor mío!
DON TELLO
¡Sancho!
SANCHO
Fuera desvarío
querer daros gracias yo,
  con mi rudo entendimiento,
590
desta merced.
DON TELLO
¿Dónde está
vuestro suegro?
NUÑO
Donde ya
tendrán sus años aumento
  con este inmenso favor.
DON TELLO
Dadme los brazos.
NUÑO
Quisiera
595
que esta casa un mundo fuera,
y vos del mundo señor.
DON TELLO
  ¿Cómo os llamáis vos, serrana?
PELAYO
Pelayo, señor.
DON TELLO
No digo
a vos.
PELAYO
¿No habraba conmigo?
JUANA
600
A vuestro servicio, Juana.
DON TELLO
  ¡Buena gracia!
PELAYO
Aun no lo sabe
bien; que con un cucharón,
si la pecilga un garzón,
le suele pegar un cabe
605
que le aturde los sentidos;
que una vez, porque llegué
a la olla, los saqué
por dos meses atordidos.
DON TELLO
  ¿Y vos?
PELAYO
Pelayo, señor.
DON TELLO
610
No hablo con vos.
PELAYO
Yo pensaba,
señor, que conmigo habraba.
DON TELLO
¿Cómo os llamáis?
LEONOR
Yo, Leonor.
  
[Aparte.]
 (¡Cómo pescuda por ellas,
y por los zagales no!)
615
Pelayo, señor, soy yo.
DON TELLO
¿Sois algo de alguna dellas?
PELAYO
  Sí, señor; el porquerizo.
DON TELLO
Marido, digo, o hermano.
NUÑO
¡Qué necio estás!
SANCHO
¡Qué villano!
PELAYO
620
Así mi madre me hizo.
SANCHO
  La novia y madrina vienen.
Salen FELICIANA y ELVIRA.
[Escena XII]
FELICIANA
Hermano, hacedles favores,
¡Y dichosos los señores
que tales vasallos tienen!
DON TELLO
625
  Por Dios, que tenéis razón.
¡Hermosa moza!
FELICIANA
Y gallarda.
ELVIRA
La vergüenza me acobarda,
como primera ocasión.
  Nunca vi vuestra grandeza.
NUÑO
630
Siéntense su[s] señorías:
las sillas son como mías.
DON TELLO
[Aparte.]
(No he visto mayor belleza.
¡Qué divina perfección!
Corta ha sido su alabanza.
635
¡Dichosa aquella esperanza
que espera tal posesión!)
FELICIANA
  Dad licencia que se siente
Sancho.
DON TELLO
Sentaos.
SANCHO
No, señor.
DON TELLO
Sentaos.
SANCHO
¡Yo tanto favor,
640
y mi señora presente!
FELICIANA
  Junto a la novia os sentad;
no hay quien el puesto os impida.
DON TELLO
[Aparte.]
(No esperé ver en mi vida
tan peregrina beldad.)
PELAYO
645
  Y yo, ¿adónde he de sentarme?
NUÑO
Allá en la caballeriza
tú la fiesta solemniza.
DON TELLO
[Aparte.]
(¡Por Dios, que siento abrasarme!)
  ¿Cómo la novia se llama?
PELAYO
650
Pelayo, señor.
NUÑO
¿No quieres
callar? Habla a las mujeres,
y cuéntaste tú por dama.
  Elvira es, señor, su nombre.
DON TELLO
Por Dios que es hermosa Elvira,
655
y digna, aunque serlo admira,
de novio tan gentilhombre.
NUÑO
  Zagalas, regocijad
la boda.
DON TELLO
[Aparte.]
(¡Rara hermosura!)
NUÑO
En tanto que viene el cura,
660
a vuestra usanza bailad.
JUANA
  El cura ha venido ya.
DON TELLO
Pues decid que no entre el cura
[Aparte.]
(Que tan divina hermosura
robándome el alma está.)
SANCHO
665
  ¿Por qué, señor?
DON TELLO
Porque quiero,
después que os he conocido,
honraros más.
SANCHO
Yo no pido
más honras, ni las espero,
  que casarme con mi Elvira.
DON TELLO
670
Mañana será mejor.
SANCHO
No me dilates, señor,
tanto bien; mis ansias mira,
  y que desde aquí a mañana
puede un pequeño accidente
675
quitarme el bien que presente
la posesión tiene llana.
  Si sabios dicen verdades,
bien dijo aquel que decía
que era el sol el que traía
680
al mundo las novedades.
  ¿Qué sé yo lo que traerá
del otro mundo mañana?
DON TELLO
[Aparte.]
(¡Qué condición tan villana!
[¡Qué puesto en su gusto está!]
685
  Quiérole honrar y hacer fiesta,
y el muy necio, hermana mía,
en tu presencia porfía
con voluntad poco honesta.)
  Llévala, Nuño, y descansa
690
esta noche.
NUÑO
Haré tu gusto.
Vanse TELLO, FELICIANA y CELIO.
[Escena XIII]
ELVIRA
Esto no parece justo.
¿De qué don Tello se cansa?
  Yo no quiero responder
por no mostrar liviandad.
NUÑO
695
No entiendo su voluntad
ni lo que pretende hacer.
  Es señor; ya me ha pesado
de que haya venido aquí.
SANCHO
Harto más me pesa a mí,
700
aunque lo he disimulado.
PELAYO
  ¿No hay boda esta noche?
JUANA
No.
PELAYO
¿Por qué?
JUANA
No quiere don Tello.
PELAYO
Pues don Tello, ¿puede hacello?
JUANA
Claro está, pues lo mandó.
PELAYO
705
  Pues, antes que entrase el cura
mos ha puesto impedimento.
(Vase.)
[Escena XIV]
SANCHO
Oye, Elvira.
ELVIRA
¡Ay, Sancho! Siento
que tengo poca ventura.
SANCHO
  ¿Qué quiere el señor hacer
710
que a mañana lo difiere?
ELVIRA
Yo no entiendo lo que quiere,
pero debe de querer.
SANCHO
  ¿Es posible que me quita
esta noche, ¡ay, bellos ojos!,
715
tuviesen paz los enojos
que airado me solicita?
ELVIRA
  Ya eres, Sancho, mi marido.
Ven esta noche a mi puerta.
SANCHO
¿Tendrásla, mi bien, abierta?
ELVIRA
720
¡Pues no!
SANCHO
Mi remedio ha sido;
  que si no, yo me matara.
ELVIRA
También me matara yo.
SANCHO
El cura llegó y no entró.
ELVIRA
No quiso que el cura entrara.
SANCHO
725
Pero si te persüades
a abrirme, será mejor;
que no es mal cura el amor
para sanar voluntades.
[Escena XV]
Vanse, y salen DON TELLO y criados, con mascarillas.
DON TELLO
  Muy bien me habéis entendido.
CELIO
730
Para entenderte no creo
que es menester, gran señor,
muy sutil entendimiento.
DON TELLO
Entrad, pues, que estarán solos
la hermosa Elvira y el viejo.
CELIO
735
Toda la gente se fue
con notable descontento
de ver dilatar la boda.
DON TELLO
Yo tomé, Celio, el consejo
primero que amor me dio;
740
que era infamia de mis celos
dejar gozar a un villano
la hermosura que deseo.
Después que della me canse,
podrá ese rústico necio
745
casarse; que yo daré
ganado, hacienda y dinero
con que viva; que es arbitrio
de muchos, como lo vemos
en el mundo. Finalmente,
750
yo soy poderoso, y quiero,
pues este hombre no es casado,
valerme de lo que puedo.
Las máscaras os poned.
CELIO
¿Llamaremos?
DON TELLO
Sí.
[Escena XVI]
Llaman y sale ELVIRA al paño.
CRIADO
Ya abrieron.
ELVIRA
755
Entra, Sancho de mi vida.
CELIO
¿Elvira?
ELVIRA
Sí.
CRIADO
¡Buen encuentro!
ELVIRA
¿No eres tú, Sancho? ¡Ay de mí!
¡Padre! ¡Señor! ¡Nuño! ¡Cielos!
¡Que me roban! ¡Que me llevan!
DON TELLO
760
Caminad ya.
[Escena XVII]
Dentro.
NUÑO
¿Qué es aquesto?
ELVIRA
¡Padre!
DON TELLO
Tápala esa boca.
NUÑO
¡Hija! Ya te oigo y te veo,
pero mis caducos años
y mi desmayado esfuerzo,
765
¿qué podrán contra la fuerza
de un poderoso mancebo,
que ya presumo quién es?
[Escena XVIII]
Salen SANCHO y PELAYO.
SANCHO
Voces parece que siento
en el valle, hacia la casa
770
del señor.
PELAYO
Habremos quedo,
no mos sientan los criados.
SANCHO
Advierte que estando dentro
no te has de dormir.
PELAYO
No haré;
que ya me conoce el sueño.
SANCHO
775
Yo saldré cuando del alba
pida albricias el lucero;
mas no me las pida a mí,
si me ha de quitar mi cielo.
PELAYO
¿Sabes qué pareceré
780
mientras estás allá dentro?
Mula de doctor, que está
tascando a la puerta el freno.
SANCHO
Llamemos.
PELAYO
Apostaré
que está por el agujero
785
de la llave Elvira atenta.
SANCHO
Llego y llamo.
[Escena XIX]
Sale NUÑO.
NUÑO
Pierdo el seso.
SANCHO
¿Quién va?
NUÑO
Un hombre.
SANCHO
¿Es Nuño?
NUÑO
¿Es Sancho?
SANCHO
Pues, ¡tú en la calle! ¿Qué es esto?
NUÑO
¿Qué es esto dices?
SANCHO
Pues bien,
790
¿qué ha sucedido?; que temo
algún mal.
NUÑO
Y aun el mayor;
que alguno ya fuera menos.
SANCHO
¿Cómo?
NUÑO
Un escuadrón de armados
aquestas puertas rompieron,
795
y se han llevado...
SANCHO
No más,
que aquí dio fin mi deseo.
NUÑO
Reconocer con la luna
los quise, mas no me dieron
lugar a que los mirase,
800
porque luego se cubrieron
con mascarillas las caras
y no pude conocerlos.
SANCHO
¿Para qué, Nuño? ¿Qué importa?
Criados son de don Tello,
805
a quien me mandaste hablar.
¡Mal haya, amén, el consejo!
En este valle hay diez casas,
y todas diez de pecheros,
que se juntan a esta ermita:
810
no ha de ser ninguno dellos.
Claro está que es el señor,
que la ha llevado a su pueblo;
que él no me deja casar
es el indicio más cierto.
815
Pues, ¿es verdad que hallaré
justicia fuera del cielo,
siendo un hombre poderoso
y el más rico deste reino?
¡Vive Dios! Que estoy por ir
820
a morir; que no sospecho
que a otra cosa...
NUÑO
Espera, Sancho.
PELAYO
¡Voto al soto, que si encuentro
sus cochinos en el prado,
que aunque haya guarda con ellos,
825
que los he de apedrear!
NUÑO
Hijo, de tu entendimiento
procura valerte ahora.
SANCHO
Padre y señor, ¿cómo puedo?
Tú me aconsejaste el daño,
830
aconséjame el remedio.
NUÑO
Vamos a hablar al señor
mañana; que yo sospecho
que, como fue mocedad,
ya tendrá arrepentimiento.
835
Yo fío, Sancho, de Elvira;
que no haya fuerza ni ruegos
que la puedan conquistar.
SANCHO
Yo lo conozco y lo creo.
¡Ay, que me muero de amor!
840
¡Ay, que me abraso de celos!
¿A cuál hombre ha sucedido
tan lastimoso suceso?
¡Que trujese yo a mi casa
el fiero león sangriento
845
que mi cándida cordera
me robara! ¿Estaba ciego?
Sí estaba; que no entran bien
poderosos caballeros
en las casas de los pobres,
850
que tienen ricos empleos.
Paréceme que su rostro
lleno de aljófares veo
por las mejillas de grana,
su honestidad defendiendo.
855
Paréceme que la escucho,
¡lastimoso pensamiento!,
y que el tirano le dice
mal escuchados requiebros.
Paréceme que a sus ojos
860
los escogidos cabellos
haciendo están celosías
para no ver sus deseos.
Déjame, Nuño, matar,
que todo el sentido pierdo.
865
¡Ay, que me muero de amor!
¡Ay, que me abraso de celos!
NUÑO
Tú eres, Sancho, bien nacido:
¿qué es de tu valor?
SANCHO
Recelo
cosas que, de imaginallas,
870
loco hasta el alma me vuelvo,
sin poderlas remediar.
Enséñame el aposento
de Elvira.
PELAYO
[Y a] mí, señor,
la cocina; que me muero
875
de hambre; que no he cenado,
como enojados se fueron.
NUÑO
Entra, y descansa hasta el día;
que no es bárbaro don Tello.
SANCHO
¡Ay, que me muero de amor
880
y estoy rabiando de celos!
Acto II
[Escena I]
Salen DON TELLO y ELVIRA.
ELVIRA
  ¿De qué sirve atormentarme,
Tello, con tanto rigor?
¿Tú no ves que tengo honor,
y que es cansarte y cansarme?
DON TELLO
885
Basta; que das en matarme,
con ser tan áspera y dura.
ELVIRA
Volverme, Tello, procura
a mi esposo.
DON TELLO
No es tu esposo;
ni un villano, aunque dichoso,
890
digno de tanta hermosura.
  Mas cuando yo Sancho fuera,
y él fuera yo, dime, Elvira,
¿cómo el rigor de tu ira
tratarme tan mal pudiera?
895
Tu crueldad, ¿no considera
que esto es amor?
ELVIRA
No, señor;
que amor que pierde al honor
el respeto, es vil deseo,
y siendo apetito feo,
900
no puede llamarse amor.
  Amor se funda en querer
lo que quiere quien desea;
que amor que casto no sea,
ni es amor ni puede ser.
DON TELLO
905
¿Cómo no?
ELVIRA
¿Quiéreslo ver?
Anoche, Tello, me viste.
Pues, tan presto me quisiste
que apenas consideraste
qué fue lo que deseaste,
910
qué es en lo que amor consiste.
  Nace amor de un gran deseo.
Luego, va creciendo amor
por los pasos del favor
al fin de su propio empleo.
915
Y en ti, según lo que veo,
no es amor, sino querer
quitarme a mí todo el ser
que me dio el cielo en la honra.
Tú procuras mi deshonra,
920
y yo me he de defender.
DON TELLO
  Pues hallo en tu entendimiento,
como en tus brazos, defensa,
oye un argumento.
ELVIRA
Piensa
que no ha de haber argumento
925
que venza mi firme intento.
DON TELLO
¿Dices que no puede ser
ver, desear y querer?
ELVIRA
  Es verdad.
DON TELLO
Pues dime, ingrata,
¿cómo el basilisco mata
930
con sólo llegar a ver?
ELVIRA
  Ése es sólo un animal.
DON TELLO
Pues ése fue tu hermosura.
ELVIRA
Mal pruebas lo que procura
tu ingenio.
DON TELLO
¿Yo pruebo mal?
ELVIRA
935
El basilisco mortal
mata teniendo intención
de matar; y es la razón
tan clara, que mal podía
matarte, cuando te vía,
940
para ponerte afición.
  Y no traigamos aquí
más argumentos, señor.
Soy mujer y tengo amor:
nada has de alcanzar de mí.
DON TELLO
945
¿Puédese creer que así
responda una labradora?
Pero confiésame ahora
que eres necia en ser discreta,
pues viéndote tan perfeta,
950
cuanto más, más me enamora.
  Y ¡ojalá fueras mi igual!
Mas, bien ves que tu bajeza
afrentara mi nobleza,
y que pareciera mal
955
juntar brocado y sayal.
Sabe Dios, si amor me esfuerza,
que mi buen intento tuerza:
pero ya el mundo trazó
estas leyes, a quien yo
960
he de obedecer por fuerza.
[Escena II]
Sale FELICIANA.
FELICIANA
  Perdona, hermano, si soy
más piadosa que quisieras.
Espera, ¿de qué te alteras?
DON TELLO
¡Qué necia estás!
FELICIANA
Necia estoy;
965
  pero soy, Tello, mujer,
y es terrible tu porfía.
Deja que pase algún día;
que llegar, ver y vencer,
  no se entiende con amor,
970
aunque César de amor seas.
DON TELLO
¿Es posible que tú seas
mi hermana?
FELICIANA
¡Tanto rigor
  con una pobre aldeana!
(Llaman.)
ELVIRA
Señora, doleos de mí.
FELICIANA
975
Tello, si hoy no dijo sí,
podrá decirlo mañana.
  Ten paciencia; que es crueldad
que los dos no descanséis.
Descansad, y volveréis
980
a la batalla.
DON TELLO
¿Es piedad
  quitarme la vida a mí?
(Llaman.)
FELICIANA
Calla, que estás enojado.
Elvira no te ha tratado,
tiene vergüenza de ti.
985
  Déjala estar unos días
contigo en conversación,
y conmigo; que es razón.
ELVIRA
Puedan las lágrimas mías
  moveros, noble señora,
990
a interceder por mi honor.
(Llaman.)
FELICIANA
Sin esto, advierte, señor,
que debe de haber una hora
  que están llamando a la puerta
su viejo padre y su esposo,
995
y que es justo y aun forzoso
que la hallen los dos abierta,
  porque, si no entran aquí,
dirán que tienes a Elvira.
DON TELLO
Todos me mueven a ira.
1000
Elvira, escóndete ahí;
  y entren esos dos villanos.
ELVIRA
¡Gracias a Dios que me dejas
descansar!
DON TELLO
¿De qué te quejas
si me has atado las manos?
[Escena III]
Escóndese [ELVIRA].
FELICIANA
1005
  ¡Hola!
CELIO
(Dentro.)
Señora...
FELICIANA
Llamad
esos pobres labradores.
Trátalos bien, y no ignores
que importa a tu calidad.
[Escena IV]
Salen NUÑO y SANCHO.
NUÑO
1010
  Besando el suelo de tu noble casa
-que de besar tus pies somos indinos-
venimos a decirte lo que pasa,
si bien con mal formados desatinos.
Sancho, señor, que con mi Elvira casa,
1015
de quien los dos habíais de ser padrinos,
viene a quejarse del mayor agravio
que referirte puede humano labio.
SANCHO
  Magnánimo señor, a quien las [frentes]
humillan estos montes coronados
1020
de nieve, que bajando en puras fuentes,
besan tus pies en estos verdes prados:
por consejo de Nuño y sus parientes,
en tu valor divino confiados,
te vine a hablar y te pedí licencia,
1025
y honraste mi humildad con tu presencia.
  Haber estado en esta casa, creo
que obligue tu valor a la venganza
de caso tan atroz, inorme y feo,
que [a] la nobleza de tu nombre alcanza.
1030
Si alguna vez amor algún deseo
trujo la posesión a tu esperanza,
y al tiempo de gozarla la perdieras,
considera, señor, lo que sintieras.
  Yo, sólo labrador en la campaña,
1035
y en el gusto del alma caballero,
y no tan enseñado a la montaña,
que alguna vez no juegue el limpio acero,
oyendo nueva tan feroz y estraña,
no fui, ni pude, labrador grosero:
1040
sentí el honor con no haberle tocado,
que quien dijo de sí, ya era casado.
  Salí a los campos, y a la luz que excede
a las estrellas, que miraba en vano,
a la luna veloz, que retrocede
1045
las aguas y las crece al Océano.
«Dichosa -dije- tú, que no te puede
quitar el sol ningún poder humano,
con subir cada noche donde subes,
aunque vengan con máscaras las nubes.»
1050
  Luego, volviendo a los desiertos prados,
durmiendo con los álamos de Alcides,
las yedras vi con lazos apretados,
y con los verdes pámpanos las vides.
«¡Ay! -dije-, ¿cómo estáis tan descuidados?
1055
Y tú, grosero, ¿cómo no divides,
villano labrador, estos amores,
cortando ramas y rompiendo flores?»
  Todo duerme seguro. Finalmente,
me robaron, [señor], mi prenda amada,
1060
y allí me pareció que alguna fuente
lloró también y murmuró turbada.
Llevaba yo -¡cuán lejos de valiente!-
con rota vaina una mohosa espada;
llegué al árbol más alto, y a reveses
1065
y tajos [le] igualé a [las bajas] mieses.
  No porque el árbol me robase a Elvira,
mas porque fue tan alto y arrogante,
que a los demás como a pequeños mira:
tal es la fuerza de un feroz gigante.
1070
Dicen en el lugar -pero es mentira,
siendo quien eres tú-, que, ciego amante
de mi mujer, autor del robo fuiste,
y que en tu misma casa la escondiste.
  «¡Villanos -dije yo-, tened respeto!;
1075
don Tello, mi señor, es gloria y honra
de la casa de Neira, y, en efeto,
es mi padrino, y quien mis bodas honra.»
Con esto, tú piadoso, tú discreto,
no sufrirás la tuya y mi deshonra;
1080
antes harás volver, la espada en puño,
a Sancho su mujer, su hija a Nuño.
DON TELLO
  Pésame gravemente, Sancho amigo,
de tal atrevimiento, y en mi tierra
no quedará el villano sin castigo
1085
que la ha robado y en su casa encierra.
Solicita tú y sabe qué enemigo,
con loco amor, con encubierta guerra,
nos ofende a los dos con tal malicia;
que, si se sabe, yo te haré justicia.
1090
  Y a los villanos que de mí murmuran
haré azotar por tal atrevimiento.
Idos con Dios.
SANCHO
Mis celos se aventuran.
NUÑO
Sancho, tente, por Dios.
SANCHO
Mi muerte intento.
DON TELLO
Sabedme por allá los que procuran
1095
mi deshonor.
SANCHO
¡Estraño pensamiento!
DON TELLO
Yo no sé dónde está, porque, a sabello,
os la diera, por vida de don Tello.
[Escena V]
Sale ELVIRA, y pónese en medio DON TELLO.
ELVIRA
  Si sabe, esposo; que aquí
me tiene Tello escondida.
SANCHO
1100
¡Esposa, mi bien, mi vida!
DON TELLO
¿Esto has hecho contra mí?
SANCHO
¡Ay, cuál estuve por ti!
NUÑO
¡Ay, hija, cuál me has tenido!
El juicio tuve perdido.
DON TELLO
1105
¡Teneos, apartaos, villanos!
SANCHO
Déjame tocar sus manos;
mira que soy su marido.
DON TELLO
  ¡Celio, Julio! ¡Hola! Crïados,
estos villanos matad.
FELICIANA
1110
Hermano, con más piedad;
mira que no son culpados.
DON TELLO
Cuando estuvieran casados,
fuera mucho atrevimiento.
¡Matadlos!
SANCHO
Yo soy contento
1115
de morir y no vivir,
aunque es tan fuerte el morir.
ELVIRA
Ni vida ni muerte siento.
SANCHO
  Escucha, Elvira, mi bien,
yo me dejaré matar.
ELVIRA
1120
Yo ya me sabré guardar
aunque mil muertes me den.
DON TELLO
¿Es posible que se estén
requebrando? ¿Hay tal rigor?
¡Ah, Celio, Julio!
[Escena VI]
Salen CELIO y JULIO.
JULIO
Señor.
DON TELLO
1125
¡Matadlos a palos!
CELIO
¡Mueran!
(Échanlos a palos.)
[Escena VII]
DON TELLO
En vano remedio esperan
tus quejas de mi furor.
  Ya pensamiento tenía
de volverte, y tan airado
1130
estoy en ver que has hablado
con tan notable osadía,
que por fuerza has de ser mía,
o no he de ser yo quien fui.
FELICIANA
Hermano, que estoy aquí.
DON TELLO
1135
He de forzalla o matalla.
FELICIANA
¿Cómo es posible libralla
de un hombre fuera de sí?
(Vanse.)
[Escena VIII]
Salen CELIO y JULIO tras SANCHO y NUÑO.
JULIO
  Ansí pagan los villanos
tan grandes atrevimientos.
CELIO
1140
¡Salgan fuera de palacio!
CRIADOS
¡Salgan!
[Escena IX]
Vanse.
SANCHO
Matadme, escuderos.
¡No tuviera yo una espada!
NUÑO
Hijo, mira que sospecho
que este hombre te ha de matar,
1145
atrevido y descompuesto.
SANCHO
Pues, ¿será bueno vivir?
NUÑO
Mucho se alcanza viviendo.
SANCHO
¡Vive Dios, de no quitarme
de los umbrales que veo,
1150
aunque me maten!; que vida
sin Elvira no la quiero.
NUÑO
Vive, y pedirás justicia;
que rey tienen estos reinos,
o en grado de apelación
1155
la podrás pedir al cielo.
[Escena X]
Sale PELAYO.
PELAYO
Aquí están.
SANCHO
¿Quién es?
PELAYO
Pelayo,
todo lleno de contento,
que os viene a pedir albricias.
SANCHO
¿Cómo albricias a este tiempo?
PELAYO
1160
Albricias, digo.
SANCHO
¿De qué,
Pelayo, cuando estoy muerto,
y Nuño espirando?
PELAYO
¡Albricias!
NUÑO
¿No conoces a este necio?
PELAYO
Elvira pareció ya.
SANCHO
1165
¡Ay padre! ¿Si la habrán vuelto?
¿Qué dices, Pelayo mío?
PELAYO
Señor, dice todo el puebro
que desde anoche a las doce
está en casa de don Tello.
SANCHO
1170
¡Maldito seas, amén!
PELAYO
Y que tienen por muy cierto
que no la quiere volver.
NUÑO
Hijo, vamos al remedio.
El rey de Castilla, Alfonso,
1175
por sus valerosos hechos,
reside agora en León.
Pues es recto y justiciero,
parte allá y informarásle
deste agravio; que sospecho
1180
que nos ha de hacer justicia.
SANCHO
¡Ay, Nuño! Tengo por cierto
que el rey de Castilla, Alfonso,
es un príncipe perfeto;
mas, ¿por dónde quieres que entre
1185
un labrador tan grosero?
¿Qué corredor de palacio
osará mi atrevimiento
pisar? ¿Qué portero, Nuño,
permitirá que entre dentro?
1190
Allí, a la tela, al brocado,
al grave acompañamiento
abren las puertas, y tienen
razón, que yo lo confieso.
Pero a la pobreza, Nuño,
1195
sólo dejan los porteros
que miren las puertas y armas,
y esto ha de ser desde lejos.
Iré a León y entraré
en palacio, y verás luego
1200
cómo imprimen en mis hombros
de las cuchillas los cuentos.
Pues, ¡andar con memoriales,
que tome el rey! ¡Santo y bueno!
Haz cuenta que, de sus manos,
1205
en el olvido cayeron.
Volveréme habiendo visto
las damas y caballeros,
la iglesia, el palacio, el parque,
los edificios... y pienso
1210
que traeré de allá mal gusto
para vivir entre tejos,
robles y encinas, adonde
canta el ave y ladra el perro.
No, Nuño, no aciertas bien.
NUÑO
1215
Sancho, yo sé bien si acierto.
Ve a hablar al rey Alfonso;
que si aquí te quedas, pienso
que te han de quitar la vida.
SANCHO
Pues eso, Nuño, deseo.
NUÑO
1220
Yo tengo un rocín castaño,
que apostará con el viento
sus crines contra sus alas,
sus clavos contra su freno.
Parte en él, y irá Pelayo
1225
en aquel pequeño overo
que suelo llevar al campo.
SANCHO
Por tu gusto te obedezco.
Pelayo, ¿irás tú conmigo
a la corte?
PELAYO
Y tan contento
1230
de ver lo que nunca he visto,
Sancho, que los pies te beso.
Dícenme acá, de la corte,
que con huevos y torreznos
empiedran todas las calles,
1235
y tratan los forasteros
como si fueran de Italia
de Flandes o de Marruecos.
Dicen que es una talega
donde junta los trebejos
1240
para jugar la fortuna,
tanto blancos como negros.
Vamos, por Dios, a la corte.
SANCHO
Padre, adiós; partirme quiero.
Échame tu bendición.
NUÑO
1245
Hijo, pues eres discreto,
habla con ánimo al rey.
SANCHO
Tú sabrás mi atrevimiento.
Partamos.
NUÑO
¡Adiós, mi Sancho!
SANCHO
¡Adiós, Elvira!
PELAYO
¡Adiós, puercos!


CONTINUA EN EL FICHERO   número  2



















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– Contra hidalguía en verso -dijo el Diablillo- no hay olvido ni cancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. (Luis Vélez de Guevara – 1641)

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